miércoles, 18 de mayo de 2016

AGUSTIN GARCIA CALVO : CONTRA EL TIEMPO





Escrito por Luis Roca Jusmet

 Agustín García Calvo, fallecido ahora hará dos años y medio, es uno de los pensadores más singulares e inclasificables de la filosofía contemporánea. No estaba de acuerdo con él en casi nada, afortunadamente. Porque no era una maestro ni quería serlo. Era estimulante y no solo intelectualmente, sino también vitalmente. Respiraba vida por todos sus poros y lo contagiaba.
 Pero me voy dando cuenta de que cosas que afirmaba y me chocaban, que no acababa de entender, son algo que voy viendo en mi propio camino. Este camino del que habla Antonio Machado, este camino que hacemos al andar. 
 Agustín decía que no soportaba las novelas porque estaban orientadas siempre al Futuro. Pues claro que tenía razón : toda la novela parece estar orientada al desenlace. Primero se expone la situación, luego hay el nudo el luego el desenlace. Vivimos las relaciones como si fueran una novela. Inicio, desarrollo y desenlace. Y si viví con esta mujer un difícil  inicio, si tuvimos años de felicidad compartidos y al final acabamos peleados, ¿ quiere decir que lo único que cuenta es el final ? Por supuesto que no, porque es el proceso como conjunto el que importa. Hubo una parte corta de dificultad, hubo una parte larga de felicidad y hubo una parte corta de desencuentro y malestar. pero lo corto y lo largo no se contabiliza en términos de tiempo sino de experiencia. ¿ Qué importa que fuera al principio o al final ? Todo es un proceso porque lo que es se despliega pero lo hace sin principio no final, con una duración. El final es la Muerte, es único Final, pero no la Finalidad. Meditemos sobre la Vida, no sobre la Muerte, decía el gran Spinoza. La Muerte no es, simplemente. Ya lo advirtió mucho antes Epicuro, al decir que la preocupación por la Muerte era una creencia absurda, sencillamente porque no morimos. En el momento de morir ya no somos. O somos algo diferente, transformado. pero ya no somos nosotros. Los budistas lo muestran bien con la imagen de una cerilla que se apaga y con la misma luz se enciende otra cerilla. Quién sabe.
  Al que le gusta la novela quiere llegar al final. Pero el Final es la Muerte. Vivir para el Futuro es, ciertamente, vivir la Administración de la Muerte. Porque el presente es la experiencia. No un instante que no podemos atrapar, sino la presencia de las cosas. Nuestro cuerpo entre los otros cuerpos, en este gran Cuerpo que es el Mundo. Queremos llegar no se sabe donde y cuando llegamos hemos acabado. ¿ Y entonces qué ? Entonces nada. Somos cuerpos, que quiere decir formas finitas de existencia que tenemos una duración. ¿ No tendrá razón Leibnitz cuando dice que somos una substancia en la que cada situación que vivimos, por anecdótica que sea ( mañana tomando un café con un amigo) son propiedades propias. Este amigo, este café, este lugar y este momento son propiedades de mi vida, igual que yo soy una propiedad de este amigo o de este café. Entonces el Mundo es como una especie de puzzle en el que que cada uno encaja con los otros, con los otro.
 Entonces, como decía Agustín, el Tiempo no existe.
 Dice nuestro amigo :
 " Que vayan unas tras otras, que se nos den sucesivamente, no es nada que que a las cosas les haga falta para ser estas cosas: nos hace falta a nosotros, que, estando condenados a muerte, como estamos, tenemos que... no, no verlas (esto es lo que creemos) sino irlas recorriendo con nuestros ojos temporales una a una, mientras que ellas están ahí, están aquí, cuantas son, cuantas sean, al mismo tiempo, sin tiempo alguno, dejándose ver de quienquiera, dejándose ver de quienquiera, sin que ninguno le importa más que otro."